Nuestra sociedad esta compuesta por diferentes grupos sociales denominados tribus urbanas o subculturas; en este sentido, cada uno de ellos tiene características distintivas. La diferencia entre uno y otro radica en que la subcultura es un movimiento social de carácter intelectual, mientras que la tribu urbana solo comparte un estilo de vida
En nuestra capital es común ver a los rockeros,
punketos, darketos y uno que otro curioso caminar los sábados por el tianguis cultural
del Chopo; a los chakas o reguetoneros en los barrios como la Merced o Tepito e
incluso el templo de San Hipolito los días 28 de cada mes. Los skates en San
Cosme o en los parques con rampas siempre portando patinetas o patines y en los
mejores casos equipo de seguridad. Hasta hace aproximadamente 5 años también
surgieron los extintos emos que se reunían en lugares cercanos a la glorieta de
insurgentes.
Así, podríamos hacer una larga lista de las
subculturas y tribus urbanas existentes, pero en este caso solo nos centraremos
en los postmodernos hipsters, que actualmente están en boga.
En la decada de los cuarenta los músicos de
jazz usaban la palabra "hip" para referirse a los conocedores de la
subcultura afroamericana, lo cual incluía saber de jazz, a los miembros de esta
subcultura se les llamada Hepcats, palabra que después se transformo en hipster;
lo anterior, daba como resultado que un hipster era una persona a quien le
gustaba el hot jazz.
En el siglo XXI la subcultura hipster se transformo
en una tendencia hacia lo alternativo o a la antimoda. En esta misma época el
Indi Rock, retomo su auge, así como la música electrónica e incluso a
experimental, generos que fueron adoptados por los hipsters. Asimismo, el cine
independiente, la comida orgánica y la vestimenta andrajosa y vintage forman
parte actualmente de su estilo de vida. Cabe mencionar que uno de sus preceptos
base es ir en contra de los mainstream o comercial.
Como mencionamos al principio, cierto sector de esta
subcultura se enfoca en el aspecto intelectual, y al ir en contra de lo
comercial buscan autores poco conocidos tanto en cine como en música y tienen
gusto por las artes. Sin embargo, en la actualidad el ser hipster se ha vuelto
una moda, por lo que el termino se ha prostituido, es decir abundan los pseudo
hipsters.
De esta manera, la subcultura que pretende no ser
comercial se ha vuelto una de las cosas más comerciales entre los jóvenes y el
estilo austero, desaliñado y alternativo se ha perdido, de manera que
actualmente, jamás veras a un hipster usando ropa de segunda mano, pero si
comprándola en cadenas de tiendas con diseños creados para este sector de la
sociedad que se considera autentico.
En este sentido, Julia Plevin afirma que "el
punto principal de los hipsters es que ellos evitan las etiquetas y ser
etiquetas. Sin embargo, todos ellos visten lo mismo y actual igual, y se
conforman en su no conformidad. De igual manera, Victor Lenore concibe a
los hipsters como una subcultura aparentemente rebelde que defiende valores
individualistas y competitivos propios del capitalismo contemporáneo; también
critica a este sector por defender el consumismo que quiere parecer selectivo,
pero terminan siendo elitistas, convirtiéndose en una falsa contracultura que
pretende enfrentar a los valores dominantes, pero en realidad proponen otra
versión del capitalismo actual y por consecuencia del consumismo.
De esta manera podemos hablar sobre la industria
cultural abordada por los teóricos horkheimer y adorno.
Por mencionar algunas de las tiendas predilectas de
los hipsters para integrar su guardarropa son: Forever 21, Bershka, Pull and
Bear, Springfield, American Apparel, America outfitters, Rapsodia, Urban Store,
entre otras. En estos establecimientos, las prendas no son precisamente las más
económicas y tienen diseños que a los hipsters les encanta lucir.
Una de las características que también sobresale en
la subcultura hipster es el gusto por la comida orgánica, la cual se vende a
precios más elevados de lo normal.
En la Ciudad de México, los hipsters se han adueñado
de un espacio que concentra todo el estilo de vida que a ellos les gusta
llevar: la Condesa. En esta colonia abundan bares, restaurantes y cafeterías,
en donde siempre podremos ver a grupos de hipsters reunidos leyendo a algún
autor desconocido y escuchando a bandas que en un principio pretendían ser
alternativas, pero que los hipster han hecho comerciales.
Hay un lugar en el sur del Distrito Federal en donde
se proyectan películas independientes y que se ha vuelto uno de los favoritos
para los hipsters: la Cineteca. No hemos dicho que todo aquel que entre a las
salas de este recinto lo sea; sin embargo, por el tipo de filmes que resguarda
este lugar, es muy común la asistencia de hipsters.
Mariano es un universitario de 22 años. Estudia el
noveno semestre de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la UNAM y
es fiel asistente a la Cineteca desde hace dos años. “Hoy vine a ver Tío en segundo grado, de Alan
Berliner. Me late mucho esta onda de lo autobiográfico en los audiovisuales y
considero que esta cinta tiene mucha poesía, por eso estaba interesando en
verla”, dice.
Cuando remodelaron la Cineteca, se abrieron sedes
alternas, como el Cine Lido, la Sala Moliére, la Sala Luis Buñuel del Centro de
Capacitación Cinematográfica, el Centro Cultural Universitario Tlatelolco,
entre otras.
“Nosotros vamos a donde vaya el cine. A mí en lo
particular me gusta lo alternativo y siempre estoy en busca de lo desconocido,
prefiero no meterme tanto en la onda comercial capitalista. No digo que nunca
haya visto las cintas taquilleras de Hollywood, pues hay que conocer de todo un
poco, pero no me declaro fan de ese tipo de cine”, nos dice Mariano quien en la
mano lleva el libro “Choke” de Chuck Palahniuk.
Hasta hace algunos años, música como la de los
Ángeles Azules no era precisamente del gusto de un adolescente, sino de sus
padres. En la actualidad, se ha visto el resurgimiento de este grupo debido a
una estrategia comercial de mezclar su ritmo de cumbia con artistas de géneros
distintos como el rock y el pop. Este realce también llama la atención de los hipsters,
quienes en una contradicción aclaman este tipo de trabajos, pues lo consideran
novedoso.
Cuando eras niño o adolescente, ¿Te gustaban las canciones de los Ángeles Azules?- preguntamos a Adriana, una chica con el atuendo hipster de pies a cabeza dentro de una de las tiendas de una famosa cadena mencionada anteriormente. Sin titubear, ella responde con una negativa.
“No, no me gustaban. Sin embargo, debo confesar que
actualmente tienen algunas versiones que me gustan. Me gusta que se hayan
reunido con grupos actuales para refrescar su imagen y la combinación con la
Orquesta Sinfónica. Creo que eso le da el plus al grupo. Ya no es sólo el grupo
que se escucha en las fiestas para bailar, sino que tiene un toque más jovial y
moderno”.
Uno de los lugares que también ha retomado auge en
la actualidad, son las pulquerías, lo cual no sólo regresa a lo antiguo para
apropiarse de ello y presentarlo como algo fresco, sino que regresa a nuestras
raíces.
De ser un lugar en donde un joven de la capital no
entraría a divertirse, pasó a ser un lugar muy recurrido por aquellos que
buscan algo “distinto”. Así, es común ver no sólo a hipsters, sino a jóvenes de
cualquier tribu urbana en este tipo de lugares de convivencia.
Sin embargo, hay ciertas zonas en donde sí
encontramos a esos que hemos llamado pseudo hipsters. Por ejemplo, en “La hija
de los apaches”, “La elegante”, “Los Insurgentes”, “El Aserrín”, entre otras.
Estos lugares no son precisamente los más alternativos, pero se han convertido
en imanes de supuestos hipsters.
Dentro de la Condesa está el antro de moda para el
club hipster: Rhodesia, el cual está ambientado en una casa antigua o mejor
dicho una casona africana en donde confluyen diversos ritmos underground, así como las tribus
urbanas.
La decoración está basada en la naturaleza, las
paredes tienen algunas ramas y otras más con rayones pensados así para dar la
impresión de algo místico. También se pueden ver estampados de animales
salvajes como tigres y panteras. Sobresalen los tonos sepia y las luces tenues.
A partir de las 11 pm comienza a llegar la gente,
ataviada con sus mejores looks. Abundan los hipsters, aunque no es un lugar
exclusivo para ellos. Conforme avanza la noche, los asistentes comienzan a
ambientarse con la música del dj. Así, en un rato todos están bailando, unos
más platicando pese a la música en volumen alto y el bartender despacha un
trago tras otro, jamás descansa durante la noche.
Se puede escuchar música de Sandstorm, Julio Bashmore, Justice, Boys Noize, James
Murphy, y algunas mezclas de bandas como Bon Iver, Arcade Fire, Fun y The Black
Keys por mencionar algunos.
El ser hipster se ha estigmatizado y estereotipado,
porque en la condición postmoderna, ya todo está dicho, todo está visto y todo
está hecho. Se carece de creatividad para innovar y no queda más que volver a
lo antiguo, a lo vintage para
apropiarse de ello, agregarle algún detalle y presentarlo como lo actual.
Hay quien
se autodenomina hipster y otros tantos a quienes les ofende que los cataloguen
dentro de de este grupo, pues al ser un término que se ha retorcido en la
actualidad, más allá de un look intelectual, es apariencia sin contenido, es
ser contradictorio e incluso irrisorio.
Tatiana Acosta
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